domingo, 2 de marzo de 2014

Todas son las imprescindibles...


Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.
Bertolt Brecht





Hay locas que luchan un día y son buenas… locas, maricones, cochones, pájaras, mariquitas, gays, alegres, puñales, como nos llamen. Locas amaneradas que responden a prototipos sociales igual que los bugarrones, chocorrones, bisexuales, discretos, machines, men de closet. Locas peluqueras, vendedores de frutas, buhoneras, periodistas, escritoras, diseñadoras de moda, actores, trabajadores de ONG, costureras, sastres, padres-madres de familia que se apuestan el todo por el todo en la búsqueda de la construcción y aceptación de la prototípica imagen lánguida y femenina, costurada a un cuerpo de hombre.



Hay otras que luchan un año y son mejores… locas que se convierten en paradigmas estéticos y sociales, que se convierten en fachadas frágiles y enérgicas que esconden el típico macho varón masculino sediento de sexo clandestino, que se rasca las bolas en medio de la calle, que es capaz de mear en cualquier árbol de la esquina, que tiene pelo en el pecho y es capaz de escupir a grandes distancias, que no se afeita las axilas porque eso es de cochones y sobre todo es capaz de cogerse cuanto agujero se le pase por el frente, porque reusarse a una proposición de dicha índole no le es permitido.



Locas que a veces se travisten y salen a luchar la vida en las calles nocturnas de alguna ciudad necesitada de un hueco donde descargar la ira de la doble moral, un hueco que te saca la lengua de forma lasciva mientras te toca el brazo para ofertar su producto, hueco al que tal vez no le queda otra opción que mostrarse, venderse, entregarse para no sentir el vacío entre sus brazos que cada noche le quema el alma mientras camina por la acera en tacones baratos. Locas que se travisten y salen a luchar la vida en las calles nocturnas, quizás porque no les quedó otra opción.



Hay otras que luchan muchos años, y son muy buenas… que llevan años casadas con una mujer que les tiene dos tres, cuatro, cinco hijos, mujer que es amiga, hermana, madre, pero nunca amor, pues no tiene la rudeza del cuerpo masculino. Locas adolescentes a las que le cierran las pestañas en elchat.com  o en manhunt o en planetromeo, simplemente por ser locas y no estar a la altura de un macho discreto, pero nadie ve el ser humano tras la palidez femenina . Locas que toman y bailan, que bailan y toman y salen en grupo a las discotecas y no les importa lo que digan los demás en la pista, que son aguerridas y conflictivas, que no les importa mover la cintura y volverla a mover, pues la cintura misma les ha creado una coraza a punta de esquivar cuchillos, miradas, escupitajos, frases despectivas… en ese esquivar se han ganado su hombría.



Pero las hay que luchan toda la vida: esas son las imprescindibles… que sueñan con algo mas que casarse, que prefieren no ser vistas como raras avis al hablar o al estrechar sutilmente la mano de su macho discreto… locas que se cansaron de ser vistas como aves plumíferas de mil y un colores,que se cansaron de marchar un día al año con sus tacones, minifaldas y maquillajes,  que se cansaron porque deben permanecer 364 días escondidas, desesperanzadas, inconclusas. Locas que no pretenden mas que ser felices, no alegres, felices, que no pretenden mas que la anhelada realización del Ser, que no pretenden la aceptación legislativa, preferirían la aceptación del día a día, la de la calle, la de los buses, la de la gente, la de las miradas, la de los comentarios… la de la familia.



Hay locas que luchan un día y son buenas, hay otras que luchan un año y son mejores, hay otras que luchan muchos años, y son muy buenas. Pero todas luchamos toda la vida: esas son las imprescindibles.


Fotos: Disturbios de Stonewall