Hoy te quise besar
como en una postal de los años cincuenta, como en una película de los años
cincuenta. Todo era día y travesuras, como en una película vista por mi abuela
en su juventud. Tus manos en mi cintura, mi falda amarilla, mis zapatos
blancos, mis guantes blancos, mi camisa blanca,
mi sombrero blanco y ancho, muy ancho y tus manos fuertes en mi cintura,
tus manos blancas.
Dijiste que me
amabas, lo repetiste tres veces. Mis manos en tus hombros, mis brazos caídos en
tus hombros. Mírame con amor, que tus ojos sean mi último suspiro, no me dejes
solo, tócame. Bésame en este engaño, en
esta película de los años cincuenta, en esta película estruendosa que solo
respira escenas vacías, bésame ahora para que mi cintura asfixie esta cámara
fija.
Quiero recordarte
mío como en aquella película de los años cincuenta. Paro un momento la
reproducción de mis recuerdos, paro y no siento mi lengua, no siento mi cuerpo,
no siento tu cuerpo. En este cuarto de hospital no hay mas que tu y yo, no hay
mas que una televisión vieja, no hay mas que mi peste y yo, no hay mas que mi
muerte lenta y nuestra película.
Todo era día en mi
cintura, todo era luz sobre el carro. La colina era luz, la comida era luz.
Nuestras manos eran día, tu pene rozando mis labios era día, tus hijos muertos
en mi boca eran día, tu boca en mis pechos eran día, mi pecho de hombre falso
era día, mi pecho de película falsa era día. Esta cama también es falsa, yo lo
sé, estas manchas son mentiras, estas mangueras son mentiras.
La película rueda y
no para, al fondo un gran campo de flores amarillas, el sol roto en mil pedazos
sobre la hierba verde, sobre mi vomito verde. Bésame otra vez, ahora viene la
música y las cortinas blancas cerrándose a mi alrededor, bésame fuerte y aprieta
mi cintura. Ahí vienen los créditos finales y cinco luces blancas apagándose
sobre mí.
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