Hay hombres que
luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan
un año y son mejores.
Hay quienes luchan
muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son
los imprescindibles.
Bertolt Brecht
Hay locas que luchan un día y son buenas… locas, maricones, cochones, pájaras, mariquitas, gays, alegres, puñales, como nos llamen. Locas amaneradas que responden a prototipos sociales igual que los bugarrones, chocorrones, bisexuales, discretos, machines, men de closet. Locas peluqueras, vendedores de frutas, buhoneras, periodistas, escritoras, diseñadoras de moda, actores, trabajadores de ONG, costureras, sastres, padres-madres de familia que se apuestan el todo por el todo en la búsqueda de la construcción y aceptación de la prototípica imagen lánguida y femenina, costurada a un cuerpo de hombre.
Hay otras que luchan
un año y son mejores… locas que se convierten en paradigmas estéticos y
sociales, que se convierten en fachadas frágiles y enérgicas que esconden el
típico macho varón masculino sediento de sexo clandestino, que se rasca las
bolas en medio de la calle, que es capaz de mear en cualquier árbol de la
esquina, que tiene pelo en el pecho y es capaz de escupir a grandes distancias,
que no se afeita las axilas porque eso es de cochones y sobre todo es capaz de
cogerse cuanto agujero se le pase por el frente, porque reusarse a una
proposición de dicha índole no le es permitido.
Locas que a veces se travisten y salen a
luchar la vida en las calles nocturnas de alguna ciudad necesitada de un hueco
donde descargar la ira de la doble moral, un hueco que te saca la lengua de
forma lasciva mientras te toca el brazo para ofertar su producto, hueco al que
tal vez no le queda otra opción que mostrarse, venderse, entregarse para no
sentir el vacío entre sus brazos que cada noche le quema el alma mientras
camina por la acera en tacones baratos. Locas que se travisten y salen a luchar la vida en las calles nocturnas, quizás porque no les quedó otra opción.
Hay otras que luchan
muchos años, y son muy buenas… que llevan años casadas con una mujer que les
tiene dos tres, cuatro, cinco hijos, mujer que es amiga, hermana, madre, pero
nunca amor, pues no tiene la rudeza del cuerpo masculino. Locas adolescentes a
las que le cierran las pestañas en elchat.com
o en manhunt o en planetromeo, simplemente por ser locas y no estar a la
altura de un macho discreto, pero nadie ve el ser humano tras la palidez
femenina . Locas que toman y bailan, que bailan y toman y salen en grupo a las
discotecas y no les importa lo que digan los demás en la pista, que son
aguerridas y conflictivas, que no les importa mover la cintura y volverla a
mover, pues la cintura misma les ha creado una coraza a punta de esquivar
cuchillos, miradas, escupitajos, frases despectivas… en ese esquivar se han
ganado su hombría.
Pero las hay que
luchan toda la vida: esas son las imprescindibles… que sueñan con algo mas que
casarse, que prefieren no ser vistas como raras avis al hablar o al estrechar
sutilmente la mano de su macho discreto… locas que se cansaron de ser vistas
como aves plumíferas de mil y un colores,que se cansaron de marchar un día al
año con sus tacones, minifaldas y maquillajes,
que se cansaron porque deben permanecer 364 días escondidas,
desesperanzadas, inconclusas. Locas que no pretenden mas que ser felices, no
alegres, felices, que no pretenden mas que la anhelada realización del Ser, que
no pretenden la aceptación legislativa, preferirían la aceptación del día a
día, la de la calle, la de los buses, la de la gente, la de las miradas, la de
los comentarios… la de la familia.
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