Quiero tragar semen- pensaba
mientras daba vueltas en la cama. Aquella noche él solo quería sentir el sabor
del esperma disolviéndose en la boca. Estaba harto de todo y la noche caía
imperiosa, negra. Caía como esas noches
que se escurren en el cielo urbano de Managua, noches tristes y pesadas como
las pupilas de Dios.
Quiero tragar semen- volvió a
decirse, se levantó de la cama y fue a la televisión. Pasó el canal, pasó el
canal, pasó el canal, estaba harto de ver en todos los canales la cara de Vilma
Núñez recibiendo denuncias, denuncias, denuncias. Estaba harto de ver como se
le llenaban las arrugas con las voces de otros. ELLA la mediadora, Miss CENIDH,
ELLA hablando de dictaduras cuando lleva años sentada en la misma silla.
Aquella noche estaba harto y la televisión no era una salida.
Fue a su computadora, la abrió,
el Facebook lo salvaría!. Se equivocaba. Parecía que todxs pensaban igual
aquella noche, parecía que todxs se hubieran puesto de acuerdo para responder a
la maldita pregunta de Facebook. Todxs hablaban de los árboles de la vida; que
si son amarillos, que si son multicolor, que si gastan millones de córdobas en
energía, que si con uno de esos le compramos 10 mil casas a los pobres de la
tierra, que si mandamos a 10 mil niñxs a la escuela, que si con ese dinero
rescatamos Bosawas, que si con ese dinero le pagamos a una médium para que le
pregunte a Sandino qué está pensando?, que si con ese dinero le pagamos un
crucero a la pareja presidencial y le ponemos una bomba al barco, que si con
ese dinero Arnoldo y la María Fernanda se terminan de hacer sus múltiples
cirugías estéticas, que si esto, que si lo otro, que si adelante, que si atrás.
Aquella noche estaba harto y pensó que todxs deberían encadenarse a la fuente
de la rotonda Rubén Darío, que gastaba miles de litros de agua desde que se
inauguró. Aquella noche estaba tan harto que pensó que todxs deberían subir en
una caravana masiva hasta la laguna de Tiscapa y llorar porque la casa del
presidente Juan Bautista Sacasa se fue a la laguna en el terremoto del 72.
Pensó que todxs deberían ir a la rotonda de Chávez, quitarse la ropa, fumar
marihuana, poner a los Beatles o a cualquier músico que provocara la histeria
colectiva. Pero eso no solucionaba su imperioso deseo.
Quiero tragar semen- pensó en
hacerse un selfsucking, pero su espalda no era tan dócil como en las películas
amateur del xtube. Además no le convencía la idea de tragar su propio semen,
quería otro, el de cualquiera, conocido o desconocido, salado, ácido, dulce. El
semen lo hacía olvidar todo. Entonces decidió vestirse e ir al cine porno pero
recordó que estaba harto de la misma película, estaba harto de las tetas
brillantes de Lucy, de los 12 negros que le hacían gang bang, de la leche
blanca de los 12 negros sobre los pezones decolorados de las brillantes tetas
de Lucy. Y del pinesol en el baño, y del chocorrón casado, y de la loquita
mamona, y de la loquita jubilada, y de pagar 50 pesos, y del tufo a sajino… y
de la oscuridad. Entonces abrió la puerta de su casa y salió a la calle.
Quiero tragar semen- se sentía
como una loca robocop, como una anti motín sexual, solo que aquella noche no
quería reprimir a nadie. Salió de su barrio y el arco en la entrada le
recordaba su herencia revolucionaria: Barrio Comandante Carlos Núñez Téllez.
Así quedo Carlos, estampado en la entrada principal de cualquier barrio de
Managua, allí llenándose de sarro, mientras abajo aúllan de hambre los perros.
El cauce arrastra toda la mierda de la ciudad y el nombre de Carlos allá
arriba, como una reina de carnaval saludando a la calle. Siguió caminando y
observó una pinta en la pared: NO AL CANAL. Él quería un canal, una zanja
grande, llena de semen, una zanja donde cupieran todos los hombres del mundo: negros,
blancos, altos, bajitos, gordos, flacos, musculosos, todos los hombres del
mundo como los pobres del comunismo, los quería a todos. Siguió caminando y
había llegado ya a la Residencial Las Mercedes, las casas ya eran distintas a
las de su barrio. Eran las antiguas casas somocistas.
Llegó a la esquina y en la calle
no había nada, no había nadie. Ni un transeúnte borracho que por unos pocos
pesos se la deja mamar, ni un pandillero, ni un cpf, ni un machito casado que
se desliza en la oscuridad de la noche tapándose la cara con una gorra. Ya era
tarde para entrar en el baño de cualquier centro comercial y atacar la primera
polla sacudida, ya era tarde. Así que decidió volver a casa. De pronto se
sentía vacío, como una loca tercermundista varada en medio de los barcos
fantasmas de la bahía de Chittagong. Se sentía vacía, latinoamericana, híbrida,
comunista, liberal, nacionalista, perra, cochona, sucia, yegua, montonera,
momia, facista, clandestina, burguesa, católica, evangélica, atea, teóloga de
la liberación, mediocre, aristócrata, azul y blanco, roja, drag queen
republicana, terremoteada, guerrillera, contra, basurizada, somocista,
pinochetista, peronista, neoliberal, blanca, criolla, negra, Pocahontas de
Disney ,indigenista, indígena, indigente. Adentro en su cama se sentía joven,
mierda, nada, vacía… afuera caía espesa y negra la noche.
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ResponderEliminarAqui, leyendote, querido. :*
ResponderEliminarBiuri como toda diva y perra del mal. Me encantó jajaja.
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