Estoy frente
al antiguo Cine González de pie, inmóvil como la amada de Nervo. Estoy con las
lágrimas contenidas mientras veo ante mis ojos una época calcinada. Las
noticias informan que la madrugada de hoy viernes 19 de agosto un incendio
consumió el interior del González, solo sobrevivieron las paredes del exterior.
Estoy ahí de
frente a los pies de la estatua del Frente Nacional de Trabajadores. Los
policías han puesto una cinta amarilla que rodea la cara principal del
edificio. La rodea en un gesto que revive lo que le pasó al cine después del
terremoto del 72. Y es que nuestra ciudad parece vivir constantemente en una
ida y vuelta, en un ir y venir estremecido que se convierte en soplo sobre
nuestras mentes. El 18 de agosto de 1945 La Nueva Prensa decía:
Un voraz incendio que inició en el
depósito de películas del Teatro González, terminó con la valiosa documentación
del Registro de la propiedad Inmueble, de los juzgados y casas adyacentes. (…)
Hace poco el González había construido un cuarto más amplio y especial para
almacén de películas cuyo costo puede calcularse en 200 dólares cada uno. Las
pérdidas en el edificio del González, incluyen aparatos de cine, inmobiliarios,
equipos de oficina, etc. Pueden estimarse en 600 mil córdobas.
Este
incendio provoca que el antiguo González sea remodelado. El primero fue
construido donde estuvo el mítico Hotel Lupone e inaugurado en 1934. La edificación
mostraba ya una fachada moderna. Después del terremoto de 1931 Managua empieza
a construirse con cemento armado y el Art Decó marca el lenguaje de la
modernidad urbana. Esta foto nos traslada a la época del cinematógrafo Lumiere,
Nos transporta a la ciudad post terremoto, al espacio urbano vacío. Al fondo la
estructura de hierro de la catedral Santiago de Managua. Al frente los postes
de luz eléctrica que devenían en innovación modernizantes para los transeúntes
y los pájaros de la ciudad.
Después del
incendio que calcinó este primer edificio fue reinaugurado en 1953 el Nuevo
Cine González. Construido por la firma CARLAFISA (Cardenal Lacayo Fiallos,
S.A.) y diseñado por Julio Cardenal, uno de los más grandes arquitectos
nicaragüenses. La nueva edificación tenía aproximadamente 1500 butacas, platea
y un balcón, más un amplio escenario que le otorgaba al edificio una ductilidad
para ser sala de cine y salón de espectáculos. El decorado estuvo a cargo del
maestro escultor Fernando Saravia y simbolizaban las bellas artes: la música,
el ballet y el teatro.
Antes de la
inauguración del Teatro Nacional Rubén Darío en 1969 la sala del Cine Teatro
González fue el escenario para espectáculos más cotizada del país. Digo
escenarios para espectáculos porque después del terremoto de 1931 en Managua no
había salas de teatro, sino, espacios arquitectónicos donde se podían presentar
algunas escenificaciones. Entre las
puestas en escena llevadas a esta sala destacan Mujeres de Claire Booth dirigida por el maestro Alfredo
Valesy, obra con la que se funda el Teatro
Experimental de Managua; Gladys Ramírez de Espinoza escribe:
Nuestro grupo necesitaba un director y
Valesy necesitaba patrocinadores. Juntarnos fue buena idea. Valesy aceptó
dirigir la obra Mujeres de Claire
Booth, algo no muy fñacil, pues requería la actuación de 33 mujeres. Fue así
como una noche de verdadera gala, y en el Teatro González de Managua, nació el “TEM”.
La obra fue no sólo un éxito artístico, sino también económico.[1]
También
destaca la puesta en escena de Antígona
de Jean Anouilh en enero de 1967 por la Comedia Nacional de Nicaragua. Al
respecto la maestra Socorro Bonilla Castellón apunta: “Para interpretar
Antígona, nuestro elenco recibió un entrenamiento especial: luchamos por la grandiosidad
de la obra y la llevamos al Teatro González, entonces la sala más cotizada del
país”[2]. Estas dos puestas en
escena son apenas una muestra de las representaciones teatrales que se llevaron
a cabo en el escenario que hoy muere calcinado.
Pero no solo
el teatro tuvo lugar en el González también los premios centroamericanos Monge de Oro, otorgados a lo más selecto
de la prensa, radio y televisión. La música también estuvo presente en dicho
escenario. Los managuas de aquella época seguramente recordarán el concierto de
Raphael en 1968. Y sin contar las anécdotas de las matinés y las tandas
nocturnas donde los novios se daban citas con las novias.
Después del
terremoto de 1972 el centro de la ciudad queda cercado y en abandono. Pronto,
en medio de los escombros, surgen nuevas dinámicas de relacionamiento entre los
sujetos de la ciudad. El cine González en esta época comienza a proyectar
películas porno para las parejas que se atrevían a transitar por el centro en
ruinas. Emerge una ciudad en silencio que no es retratada por ninguna crónica,
pues todos afirman que el centro quedó vacío. El espacio urbano medular es
resignificado por trabajadoras sexuales, homosexuales, heterocuriosos y
cualquier expresión de disidencia sexual que curveando las calles se entregaban
en frenesí nocturno a los placeres de una noche. El González, entonces, fue
habitado por sujetos porno en instantes de encuentros fugaces.
Luego en los
años 80, con el advenimiento de la Revolución, hubo una borradura del accionar
porno y se habilita la primera sala de la cinemateca nacional. El edificio dejó
de funcionar como sala de cine hasta que en los años 90 fue comprado por una
iglesia pentecostal que tuvo su sede ahí, hasta la madrugada de este viernes.
Estoy de pie
frente al Cine Teatro González, en la intersección de la avenida Bolívar y la
antigua calle Momotombo. Estoy de frente pensando en todas las voces que quedan
silenciadas este día. El sol cae despacio sobre la ciudad. La noche abraza las
huellas que se van convirtiendo en sombras. Mi sombra se proyecta sobre el
edificio, el edificio ahora calcinando se proyecta sobre mi sombra. No delimito
donde empiezo yo y donde empieza la sombra del González, una danza de muertos
nos va abrazando hasta fundirnos eternamente en las lágrimas de esta ciudad.
[1] Ramírez
de Espinoza, Gladys: Reseña histórica del
Teatro Experimental Managua (TEM) en Boletín de bibliografía y
documentación del Banco Central. Número 49, octubre de 1982. P.92
[2]Bonilla
Castellón, Socorro: Reseña Histórica de
la Comedia Nacional de Nicaragua en Boletín de bibliografía y documentación
del Banco Central. Número 49, octubre de 1982. P.92
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