viernes, 19 de agosto de 2016

El silencio del González o la muerte de un escenario.




Estoy frente al antiguo Cine González de pie, inmóvil como la amada de Nervo. Estoy con las lágrimas contenidas mientras veo ante mis ojos una época calcinada. Las noticias informan que la madrugada de hoy viernes 19 de agosto un incendio consumió el interior del González, solo sobrevivieron las paredes del exterior.



Estoy ahí de frente a los pies de la estatua del Frente Nacional de Trabajadores. Los policías han puesto una cinta amarilla que rodea la cara principal del edificio. La rodea en un gesto que revive lo que le pasó al cine después del terremoto del 72. Y es que nuestra ciudad parece vivir constantemente en una ida y vuelta, en un ir y venir estremecido que se convierte en soplo sobre nuestras mentes. El 18 de agosto de 1945 La Nueva Prensa decía:



Un voraz incendio que inició en el depósito de películas del Teatro González, terminó con la valiosa documentación del Registro de la propiedad Inmueble, de los juzgados y casas adyacentes. (…) Hace poco el González había construido un cuarto más amplio y especial para almacén de películas cuyo costo puede calcularse en 200 dólares cada uno. Las pérdidas en el edificio del González, incluyen aparatos de cine, inmobiliarios, equipos de oficina, etc. Pueden estimarse en 600 mil córdobas.



Este incendio provoca que el antiguo González sea remodelado. El primero fue construido donde estuvo el mítico Hotel Lupone e inaugurado en 1934. La edificación mostraba ya una fachada moderna. Después del terremoto de 1931 Managua empieza a construirse con cemento armado y el Art Decó marca el lenguaje de la modernidad urbana. Esta foto nos traslada a la época del cinematógrafo Lumiere, Nos transporta a la ciudad post terremoto, al espacio urbano vacío. Al fondo la estructura de hierro de la catedral Santiago de Managua. Al frente los postes de luz eléctrica que devenían en innovación modernizantes para los transeúntes y los pájaros de la ciudad.



 



Después del incendio que calcinó este primer edificio fue reinaugurado en 1953 el Nuevo Cine González. Construido por la firma CARLAFISA (Cardenal Lacayo Fiallos, S.A.) y diseñado por Julio Cardenal, uno de los más grandes arquitectos nicaragüenses. La nueva edificación tenía aproximadamente 1500 butacas, platea y un balcón, más un amplio escenario que le otorgaba al edificio una ductilidad para ser sala de cine y salón de espectáculos. El decorado estuvo a cargo del maestro escultor Fernando Saravia y simbolizaban las bellas artes: la música, el ballet y el teatro. 

 






Antes de la inauguración del Teatro Nacional Rubén Darío en 1969 la sala del Cine Teatro González fue el escenario para espectáculos más cotizada del país. Digo escenarios para espectáculos porque después del terremoto de 1931 en Managua no había salas de teatro, sino, espacios arquitectónicos donde se podían presentar algunas escenificaciones.  Entre las puestas en escena llevadas a esta sala destacan Mujeres de Claire Booth dirigida por el maestro Alfredo Valesy,  obra con la que se funda el Teatro Experimental de Managua; Gladys Ramírez de Espinoza escribe:



Nuestro grupo necesitaba un director y Valesy necesitaba patrocinadores. Juntarnos fue buena idea. Valesy aceptó dirigir la obra Mujeres de Claire Booth, algo no muy fñacil, pues requería la actuación de 33 mujeres. Fue así como una noche de verdadera gala, y en el Teatro González de Managua, nació el “TEM”. La obra fue no sólo un éxito artístico, sino también económico.[1]



También destaca la puesta en escena de Antígona de Jean Anouilh en enero de 1967 por la Comedia Nacional de Nicaragua. Al respecto la maestra Socorro Bonilla Castellón apunta: “Para interpretar Antígona, nuestro elenco recibió un entrenamiento especial: luchamos por la grandiosidad de la obra y la llevamos al Teatro González, entonces la sala más cotizada del país”[2]. Estas dos puestas en escena son apenas una muestra de las representaciones teatrales que se llevaron a cabo en el escenario que hoy muere calcinado.



Pero no solo el teatro tuvo lugar en el González también los premios centroamericanos Monge de Oro, otorgados a lo más selecto de la prensa, radio y televisión. La música también estuvo presente en dicho escenario. Los managuas de aquella época seguramente recordarán el concierto de Raphael en 1968. Y sin contar las anécdotas de las matinés y las tandas nocturnas donde los novios se daban citas con las novias.



Después del terremoto de 1972 el centro de la ciudad queda cercado y en abandono. Pronto, en medio de los escombros, surgen nuevas dinámicas de relacionamiento entre los sujetos de la ciudad. El cine González en esta época comienza a proyectar películas porno para las parejas que se atrevían a transitar por el centro en ruinas. Emerge una ciudad en silencio que no es retratada por ninguna crónica, pues todos afirman que el centro quedó vacío. El espacio urbano medular es resignificado por trabajadoras sexuales, homosexuales, heterocuriosos y cualquier expresión de disidencia sexual que curveando las calles se entregaban en frenesí nocturno a los placeres de una noche. El González, entonces, fue habitado por sujetos porno en instantes de encuentros fugaces.



Luego en los años 80, con el advenimiento de la Revolución, hubo una borradura del accionar porno y se habilita la primera sala de la cinemateca nacional. El edificio dejó de funcionar como sala de cine hasta que en los años 90 fue comprado por una iglesia pentecostal que tuvo su sede ahí, hasta la madrugada de este viernes.



Estoy de pie frente al Cine Teatro González, en la intersección de la avenida Bolívar y la antigua calle Momotombo. Estoy de frente pensando en todas las voces que quedan silenciadas este día. El sol cae despacio sobre la ciudad. La noche abraza las huellas que se van convirtiendo en sombras. Mi sombra se proyecta sobre el edificio, el edificio ahora calcinando se proyecta sobre mi sombra. No delimito donde empiezo yo y donde empieza la sombra del González, una danza de muertos nos va abrazando hasta fundirnos eternamente en las lágrimas de esta ciudad.



[1] Ramírez de Espinoza, Gladys: Reseña histórica del Teatro Experimental Managua (TEM) en Boletín de bibliografía y documentación del Banco Central. Número 49, octubre de 1982. P.92
[2]Bonilla Castellón, Socorro: Reseña Histórica de la Comedia Nacional de Nicaragua en Boletín de bibliografía y documentación del Banco Central. Número 49, octubre de 1982. P.92

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